La función de las placas podría ser la misma que la que tenían las placas del Stegosaurus, colocarlas de una forma determinada con respecto al Sol o al viento para aumentar o disminuir la temperatura corporal. Las espinas agudas de las que disponía en las extremidades le podían haber protegido de ataques laterales, mientras que la cola podía intimidar a cualquier depredador gracias a sus pinchos. De todas formas, si un depredador quería echarle el diente al Kentrosaurus no tenía más que alejarse de la cola y atacar a las patas o al cuello, que estaban desprotegidos.
Al igual que los demás estegosaurios, el Kentrosaurus disponía de una armadura corporal formada por placas incrustadas en la piel que salían desde el cuello y se iban agrandando hasta la cadera, donde pasaban a ser espinas puntiagudas, que se hacían más largas y agudas conforme se avanzaba a la cola.
Debido a la dieta de plantas duras de las que se alimentaba el Kentrosaurus, tenía un intestino bastante largo y un estómago enorme para poder digerir lo que comía. Todo esto hace que tuviera un cuerpo muy abultado y no se pudiera poner a dos patas, ya que el peso de su propio cuerpo le empujaría hacia delante.
Debido a la dieta de plantas duras de las que se alimentaba el Kentrosaurus, tenía un intestino bastante largo y un estómago enorme para poder digerir lo que comía. Todo esto hace que tuviera un cuerpo muy abultado y no se pudiera poner a dos patas, ya que el peso de su propio cuerpo le empujaría hacia delante.
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