Este nuevo hallazgo se basa en 18 dientes de terópodo que se han encontrado asociados con el cadáver de un saurópodo titanosaurio que aún se está estudiando. Todos estos restos proceden del Cretácico superior de Argentina y, al parecer, lo científicos han interpretado que estos dientes se cayeron de las mandíbulas de sus portadores cuando estos intentaban comer la dura carroña que sería la carne del saurópodo fallecido. Los dientes han sido atribuidos a un miembro indefinido de Maniraptora y a un tetanuro, seguramente un carcarodontosáurido.
En Kazajstán, en cambio, un nuevo descubrimiento nos ayuda a encajar un poco mejor la historia de los neoceratopsinos. Este grupo apareció en el Jurásico superior, y durante el Cretácico inferior se diversificó en Asia con el género Psittacosaurus y sus diversas especies. Al principio del Cretácico superior, este grupo alcanzó en Asia su apogeo, con un declive en el Campaniano y el Maastrichtiano (final del Cretácico), períodos en los que florecieron los neoceratopsinos de Norteamérica. El nuevo dinosaurio de Kazajstán es su primer neoceratopsino, cuyos restos se basan en un frontal derecho y un postorbital derecho fragmentarios (dos huesos del cráneo). Sus restos datan del Cretácico superior y el dinosaurio aún no ha sido nombrado.
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