El Lambeosaurus, al igual que todos los dinosaurios, utilizaba su cola para mantener el equilibrio, y en cuanto a su forma de andar, podía elegir andar con las cuatro patas, o sólo con las dos posteriores. Debido a que las patas anteriores eran relativamente débiles, cuando el Lambeosaurus quisiera correr utilizaría tan sólo las patas posteriores, mucho más fuertes y musculosas, y andaría a cuatro patas cuando quisiera descansar. También se podía poner a dos patas para alcanza vegetación a 4 ó 5 metros de altura.
Gracias al alto número de esqueletos de Lambeosaurus encontrados, los científicos han podido distinguir como iban evolucionando estos seres a medida que crecían. Por lo visto, mientras eran crías, estos animales carecían de cresta, y conforme crecían la iban teniendo cada vez más grande y más elaborada. Las crías también tenían diferencia con los adultos en la mandíbula, ya que de pequeños, tenían un pico corto y redondo, y conforme crecían se les iba estrechando y alargando. También es posible que hubiera diferencias de tamaño y color entre las crestas de los machos y las de las hembras, pero esta teoría es más difícil de demostrar.
Pero el Lambeosaurus no sólo estaba trabajado por fuera, en el interior de su mandíbula disponía de dientes, evidentemente, pero estos estaban colocados de una forma especial. En lugar de disponer de hileras de dientes, disponía de baterías, agrupaciones de dientes formadas cada una por muchísimos dientes, y que entre todas las baterías de la mandíbula sumaban hasta 700 dientes, lo cual permitía al Lambeosaurus ser uno de los pocos dinosaurios herbívoros que trituraban la comida antes de tragarla.
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