El cráneo de este gran herbívoro es uno de los más grandes e imponentes de los que han existido durante la historia de la Tierra. Tenía dos grandes cuernos sobre los ojos, que crecían hacia arriba, y un tercer cuerno sobre la nariz, bastante más pequeño. Es muy posible que usara sus grandes cuernos para combatir, ya que con ellos pudo hacer grandes heridas a cualquier otro dinosaurio. Además tenía un escudo óseo que le podría haber servido para proteger su cuello de algunos grandes carnívoros como el Tyrannosaurus, aunque tampoco le abría servido de mucho ya que se han encontrado escudos de Triceratops atravesados por completo por dientes de Tyrannosaurus. Otras posibles teorías sobre la función del escudo son que tenía que ver con la lucha por el apareamiento, o que servía como señal para marcar el territorio o el orden jerárquico de la especie.
En cuanto a su mandíbula, tenía un pico parecido al de un loro en su estructura, pero evidentemente, muchísimo más grande. Además, estaba dotada de una gran cantidad de dientes muy afilados en la zona posterior que le servían para triturar las hojas en cachitos diminutos.
El Triceratops tenía un cuerpo con la forma de un barril, muy compacto, y con unas extremidades muy musculosas y potentes para poder soportar el peso de su gran cráneo y poder correr a una buena velocidad.
Todo esto indica que el Triceratops podría haber vivido como los rinocerontes actuales, comiendo plantas la mayor parte del tiempo y usando sus cuernos y su potente cuerpo para defenderse de los depredadores.
Todo esto indica que el Triceratops podría haber vivido como los rinocerontes actuales, comiendo plantas la mayor parte del tiempo y usando sus cuernos y su potente cuerpo para defenderse de los depredadores.
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