Comienzo la primera descripción de dinosaurio con todo un clásico...
El Diplodocus siempre ha sido unos de los saurópodos más conocido, y no es para menos, ya que para ser un saurópodo de largo cuello presenta algunas características bastante peculiares. Medía 27m de largo por 6 metros de alto (sin levantar el cuello), pesaba unas 15 toneladas, vivió durante el Jurásico tardío y sus fósiles han sido hallados en EEUU. Las diferencias más importantes de este gran herbívoro con el resto de saurópodos se encuentran en su cuello y sus dientes.
El Diplodocus tiene unos dientes algo peculiares, ya que solo se encuentran en la zona anterior de la boca, eran finos y delgados, y estaban dispuestos en forma de peine. Esta importante característica ha generado mucha confusión entre los científicos y ha dado lugar a varias teorías. Algunos creían que los dientes servían para arrancar la corteza de los árboles, otros pensaban que eran para separar de la comida los mejillones de charcas y las malas hierbas. Hoy día, la teoría más seguida es la de que usaba sus dientes para arrancar hojas y frutas de los árboles.
En cuanto a la movilidad del cuello del Diplodocus, antes se creía que el cuello siempre se orientaba hacia arriba para alimentarse de las hojas de los árboles y nunca lo bajaba para comer la vegetación que crecía en el suelo. Estudios más frecuentes han demostrado que el Diplodocus podía mover su cuello de muchas formas. Cuando el Diplodocus andaba o descansaba, mantenía su cuello en posición horizontal, y es posible que también lo levantara de vez en cuando para alcanzar las copas de los árboles. Además, disponía de unos músculos especiales en el cuello que le permitían moverlo hacia abajo y a los lados. Todo esto nos indica que el Diplodocus se alimentaba de plantas y vegetación a distintos niveles de altura, ya que además, como tenía las patas delanteras mucho más cortas que las traseras, toda la parte anterior del cuerpo, incluida la cabeza, tendía a echarse hacia abajo.
En cuanto a su defensa ante los depredadores, el Diplodocus estaba “armado” con una cola extraordinariamente larga y fuerte, lo que quiere decir que la podía utilizar como un látigo para defenderse de los grandes terópodos de su época que osaran enfrentarse a este bicho.
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