En 1924 se encontraron los primeros fósiles de Edmontonia en Edmonton, Alberta (Canadá). Más tarde se fueron encontrando más restos en diversos puntos de EEUU, como Montana y Dakota del Sur. Todos estos hallazgos nos han proporcionado hasta 5 especímenes distintos de Edmontonia, sin contar el caso Denversaurus (muchos científicos opinan que los restos de Denversaurus son en realidad de Edmontonia, y no de un género distinto). Al ser un nodosáurido, Edmontonia carecía de maza caudal.
El cráneo de Edmontonia resultaba ser plano por la parte superior, y era también largo bajo y ancho, con un pico en la parte frontal. Detrás del pico Edmontonia disponía probablemente de una especie de bolsas de carrillos o abazones donde tenía pequeños dientes y en gran número que se encargaban de masticar la dura vegetación que este animal arrancaba a ras de suelo.
La armadura ósea de Edmontonia se extendía desde el cráneo hasta la cola. Disponía en principio de una capa de placas óseas básicas, aunque estas estaban recubiertas de protuberancias más importantes. En el lomo y el principio de la cola la armadura de este tireóforo constaba también de unas protuberancias óseas en forma de espinas o púas que eran muy numerosas y de un tamaño muy considerable. Pero la gran arma de Edmontonia eran las grandes espinas de las que disponía en los costados, espinas que podían llegar a medir hasta 65cm, y cuya distribución a lo largo del costado está muy discutida. La teoría principal las sitúa creciendo hacia los lados, para proteger los flancos ante el ataque de un depredador, que seguramente buscaría una presa más fácil antes que intentar abatir a este titán.
La armadura ósea de Edmontonia se extendía desde el cráneo hasta la cola. Disponía en principio de una capa de placas óseas básicas, aunque estas estaban recubiertas de protuberancias más importantes. En el lomo y el principio de la cola la armadura de este tireóforo constaba también de unas protuberancias óseas en forma de espinas o púas que eran muy numerosas y de un tamaño muy considerable. Pero la gran arma de Edmontonia eran las grandes espinas de las que disponía en los costados, espinas que podían llegar a medir hasta 65cm, y cuya distribución a lo largo del costado está muy discutida. La teoría principal las sitúa creciendo hacia los lados, para proteger los flancos ante el ataque de un depredador, que seguramente buscaría una presa más fácil antes que intentar abatir a este titán.
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