Al principio se pensaba que el Iguanodon se movía erguido sobre sus patas traseras, manteniendo el equilibrio con la cola, pero hace poco los científicos descubrieron que esto no era cierto. Por lo visto, para que el Iguanodon permaneciese erguido, tenía que hacer un brusco movimiento con la cola.
Hoy día se sabe que el Iguanodon andaba con su cola recta para proporcionar un contrapeso, y los científicos han llegado a la conclusión de que este animal podía andar tanto a cuatro patas como a dos, a pesar de que debido a los pesados huesos de los que disponía en el pecho, el Iguanodon era un dinosaurio muy pesado para andar como un bípedo.
En cuanto a lo del cuerno del hocico, se descubrió que el hueso hallado pertenecía al extremo del pulgar de las patas delanteras del Iguanodon, que por lo visto gozaba de un arma bastante cortante en sus patas anteriores para defenderse de los depredadores.
La mandíbula del Iguanodon estaba perfectamente diseñada para su dieta herbívora. Disponía de un buen pico para arrancar las hojas y de dos hileras de dientes que estaban perfectamente situadas para encajarse completamente y triturar las hojas. Además, mientras los dientes del Iguanodon se encajaban completamente, este movía la parte superior hacia un lado y la inferior hacia otro, sin desencajar sus dientes, lo cual debía triturar bastante la comida antes de que pasara a su largo intestino.
La mandíbula del Iguanodon estaba perfectamente diseñada para su dieta herbívora. Disponía de un buen pico para arrancar las hojas y de dos hileras de dientes que estaban perfectamente situadas para encajarse completamente y triturar las hojas. Además, mientras los dientes del Iguanodon se encajaban completamente, este movía la parte superior hacia un lado y la inferior hacia otro, sin desencajar sus dientes, lo cual debía triturar bastante la comida antes de que pasara a su largo intestino.
Todo un clásico...
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