
Una vez que hemos entrado en el hall, no tenemos más que girar a la izquierda para entrar en la sala de los dinosaurios, que forma parte de la “Blue Zone”.
Al entrar en la sala nos quedaremos enfrente de otro saurópodo, el Camarasaurus, que aunque es más pequeño (hasta 20m de longitud) no deja de ser menos imponente.
Aunque no se aprecie muy bien en esta foto, el principal rasgo del Camarasaurus eran sus dientes, los cuales se encajaban entre sí y trituraban la vegetación como muy pocas mandíbulas lo hacían en esa época.Si ya está cansado de saurópodos no hay problema, porque ya no veremos muchos más… A la izquierda, se encontrará con un fósil de Coelophysis, uno de los primeros dinosaurios que existieron. Estos pequeños dinosaurios eran carnívoros y se cree que podían recurrir al canibalismo. Los huesos del Coelophysis no han sido extraídos de la roca debido a su fragilidad.
Si anda dos pasos más llegará a una armadura de Euoplocephalus, un gran anquilosáurido que estaba blindado hasta los párpados. Aunque no se aprecie muy bien el blindaje del animal en la armadura expuesta, al menos es un fósil real.Justo detrás de la vitrina donde se encuentra esta armadura hay otra vitrina en la que hay un par de esqueletos de Hypsilophodon, pero al tener al lado una reconstrucción del Triceratops, nadie repara en que están allí. El Hypsilophodon era un pequeño herbívoro ágil y veloz cuya principal característica era que tenía unos carrillos musculares en la boca que actuaban de mejillas, con lo que podía acumular comida en la boca mientras la masticaba, al contrario que los demás dinosaurios.
Después de ver estos 5 dinosaurios pasamos al segundo plato fuerte del museo, el gran esqueleto de Triceratops, en el que apreciamos un gran cuerpo en forma de tonel, una impresionante gola con tres cuernos, y la característica más importante, un montón de gente echándole una ojeadita antes de irse corriendo a la pasarela que hay al lado.En esta foto se puede observar su espectacular tamaño, su gola, y que además de su pico sin dientes con el que arrancaba la vegetación, disponía de unas buenas muelas que la debían triturar muy bien antes de que pasara al estómago.
Nuestro recorrido continúa por la pasarela, que nos elevará a unos seis metros y desde ella iremos viendo reconstrucciones de distintos esqueletos de dinosaurios colgados a nuestra altura. No recuerdo el orden de los esqueletos así que los pondré sin ningún orden en particular.
Una importante reconstrucción que veremos a nuestra izquierda es la de una cría de Iguanodon, de unos 6-7m de longitud. El Iguanodon fue el dinosaurio más común de todo el Mesozoico, y en el esqueleto podemos apreciar a un dinosaurio herbívoro sencillo, bípedo y muy grande.
A la izquierda encontraremos al depredador más común de la era de los dinosaurios, el Allosaurus, un carnívoro de 12m de longitud y tan sólo dos toneladas de peso, lo que lo convertía en un depredador relativamente ligero. Gracias a que su cráneo no pesaba tanto como los de los tiranosáuridos, los brazos del Allosaurus tenían un tamaño decente y podían ser usados para desgarrar carne o sujetar a sus presas. Su rasgo más característico era el de las crestas que tenía sobre los ojos.
Muy cerca del Allosaurus, a nuestra derecha, veremos un esqueleto de Albertosaurus, un depredador muy parecido al Tyrannosaurus pero más chiquitín (9m de longitud), en el que apreciamos un cráneo muy pesado y potente que implica unos brazos aparentemente inútiles, pero que tal vez le sirvieran para algo. Albertosaurus debió de ser el principal ancestro del Tyrannosaurus, ya que vivió un poco antes que él.
En el lado derecho de la pasarela también encontraremos a un prosaurópodo, el Massospondylus, uno de los primitivos saurópodomorfos que acabarían evolucionando en dinosaurios como el Diplodocus de la entrada. En él se pueden observar las garras de sus extremidades delanteras, rasgo que se iría perdiendo a lo largo del Jurásico, un tamaño pequeño, tan sólo 4 o 5 metros de longitud, y un peso de menos de 200kg. Hay que tener en cuenta que este esqueleto está mal hecho, pues una investigación realizada recientemente demostró que el Massospondylus era bípedo y no cuadrúpedo, como se representa en el museo. Los saurópodos se fueron haciendo cuadrúpedos conforme aumentaban su tamaño y su peso pero antes no tenían porque serlo. A pesar de que uno suele dar por hecho que era herbívoro, es posible que el Massospondylus se alimentara de ves en cuando de pequeños animales como lagartijas o reptiles pequeños.
A la derecha al fondo hay una preciosa reconstrucción del esqueleto de un Baryonix, un espinosáurido de poco más de 10m de longitud cuya dieta es lo más interesante. Debido a lo alargado del cráneo, lo aserrados que estaban sus dientes y sus espectaculares garras en los brazos, ideales para agarrar, se cree que este dinosaurio comía peces, acercándose al lecho de los ríos e intentando pescar algo, aunque también es posible que fuera carroñero, ya que se ha encontrado dentro de un Baryonix el esqueleto de un Iguanodon, o tal vez comiera peces, carroña y cazara de vez en cuando.
Más o menos a mitad de pasarela y a nuestra derecha nos encontraremos con el ornitomimosaurio o dinosaurio avestruz por excelencia, el Gallimimus. El Gallimimus fue un dinosaurio tal vez omnívoro, de hasta 6m de longitud y bastante parecido a una avestruz en sus rasgos anatómicos. Era inteligente, muy rápido, y fue hallado en el mismo sitio que el Velociraptor, el desierto de Gobi. Imagine las persecuciones que vivirían estos dos dinosaurios en el Cretácico, ambos rápidos, inteligentes, y ágiles. No está muy claro pero se cree que el Gallimimus se alimentaba de insectos, vegetación y algún reptil pequeño.


Una vez vistos todos estos dinosaurios, nos encontraremos con una gran pared que iremos rodeando en la que distintos carteles en inglés nos hablarán del T-Rex, aunque desgraciadamente casi ningún visitante repara en leer esta preciosa información. Tras rodear el muro nos encontramos con la estrella del museo, lo que todos los visitantes quieren ver cuando entran, una reconstrucción en carne y hueso del Tyrannosaurus rex. Esta reconstrucción, que mueve levemente la cabeza y la cola, es la de un joven tiranosaurio que aún no se ha desarrollado completamente y no llega a los 12m de longitud, y es donde el grueso de los visitantes se detiene para hacer las fotos. Todos conocemos al T-Rex, así que no hace falta que diga nada.
Esta sólo es la primera parte del museo, proximamente realizaré las siguientes entregas. Espero que os haya gustado mi primer post.
4 comentarios:
Hola Enrique:
Magnífica tu descripción del Museo, pero sobre todo tus conocimientos sobre Dinosaurios. Me asombras. Por cierto, ¿las fotos son tuyas?.
Enhorabuena.
Gracias Dinoman, esto sólo era la primera parte del museo, después había una colección de fósiles que publicaré más adelante. La mayoría fotos de este post no son mías, son del google, yo habría cogido las mías de no ser porque ahí dentro era casi imposible hacer fotos debido a los contrastes de luz, y menos con mi cámara (que ya tiene 4 años). De todas formas me parece que la del Tuojiangosaurus, las de los Dromaeosaurus y la del rex si son mías.
Un saludo
genial, ya tengo ganas de ir a ese museo!
Pues te lo recomiendo Mark, pues es seguramente el más completo de Europa.
Bienvenido a blog.
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